Decía mi
admirado e idolatrado Celibidache que Tchaikovsky era un sarampión que todos
debemos pasar. No seré yo quien a tan ilustre maestro discuta su
apreciación, pero me temo que llevo con esa enfermedad muchos años, y a día de
hoy, entiendo que no tiene cura, ni falta que hace. Traigo aquí a colación su
sexta y última sinfonía, escrita poco antes de morir, estrenada y dirigida por
él mismo el 28 de octubre de 1893, tan sólo pocos días antes de su muerte, el 6
de noviembre de 1893. Dicen que fue su hermano la que le puso el sobrenombre de "Patética"
Leonard Bernstein
lo expresó sin dudas: «No creo que haya habido un creador de melodías tan
inspirado y genial como Tchaikovsky».
Y si acaso añadimos lo que Brahms envidiaba de Strauss y sus melodías "valsísticas", tenemos a dos grandes del género en estas lides.
Y si acaso añadimos lo que Brahms envidiaba de Strauss y sus melodías "valsísticas", tenemos a dos grandes del género en estas lides.
La
sinfonía tiene cuatro movimientos:
1.Adagio
- Allegro non troppo - Andante - Moderato mosso - Andante - Moderato assai -
Allegro vivo - Andante Come Prima - Andante mosso
2.Allegro Con grazia
3.Allegro molto vivace
4.Finale
2.Allegro Con grazia
3.Allegro molto vivace
4.Finale
Según palabras del compositor, era su "obra más sincera"
y no acabaría con el habitual allegro, sino con un lento y triste adagio
lamentoso.
Un Adagio que no es sino un llanto, las últimas lágrimas desde el más profundo del abismo del corazón, de un músico que ya se moría por dentro, seguramente por su propia incomprensión, o por sensibilidad extrema.
Un Adagio que no es sino un llanto, las últimas lágrimas desde el más profundo del abismo del corazón, de un músico que ya se moría por dentro, seguramente por su propia incomprensión, o por sensibilidad extrema.
Un adagio que simboliza además la decadencia de la existencia, silencio y la cercanía
de la muerte, ese fin que según nuestro compositor, no lleva esperanza consigo.
La obra no sería bien aceptada y, en una de sus últimas cartas,
afirmaba que la música estaba impregnada de un sentimiento de dolor. El
músico murió nueve días después de ser estrenada........
Bernstein, con Nueva York, es la última gran referencia,
donde el maravilloso director, siguiendo la estela de Mitropoulos, nos hace
llegar una versión tremenda, lentísima, elegíaca, arriesgada en los tempi pero no por
ello menos lograda, de una intensidad casi insoportable.
Evidentemente
no es posible olvidar toda la discografía, las grabaciones de Karajan,
Kemplerer, Janssons, Mravinsky,
Temirkanov, Fricsay…. que mejor que yo referencia Ángel
Carrascosa - , pero a mi modo de ver las cuatro mencionadas sirven de sobra
para ilustrar el mundo profundo de Tchaikovski.
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