sábado, 19 de enero de 2013

El primero de Johannes Brahms

Concierto para Piano y Orquesta nº 1, Re menor, op. 15. Johannes Brahms
El piano acompañó a lo largo de toda su vida a Johannes Brahms ((7 de Mayo de 1833 - 3 de Abril de 1897) y una de sus máximas expresiones es este Concierto nº 1 en re menor, op. 15. Obra compacta, férrea, densa, casi épica, rompe de alguna manera con el estilo concertístico habitual, dando lugar a un matrimonio a partes iguales entre orquesta y solista, donde no se entiende uno sin otro. Ahí reside una de las grandes dificultades de esta obra, la imperiosa necesidad de conjunción entre solista, director y orquesta.

Compuesto en 1854 –un año antes su admirado Schumann había perdido la razón  - en principio como Sonata para dos pianos, si bien pronto en una de sus cartas a Joachim mostraba Brahms sus quejas acerca de las limitaciones que le ofrecían éstos, y el primer movimiento pasó a ser el comienzo de una sinfonía. Casi un año más tarde, la obra por fin vio la luz como forma de concierto.

La dificultad de interpretación no solo reside en su virtuosismo en términos estrictamente mecánicos - muy diferente del estilo anterior de Chopin, Liszt, Schumann …– sino en trasmitir la tragedia, el Brahms atormentado y profundo, en no luchar con la orquesta sino imbricarse en ella  y llegar a una comunión casi espiritual donde el movimiento lento, ese adagio demoledor, es probablemente uno de los momentos más sublimes del corpus brahmsiano.

La lista de grabaciones que se pueden encontrar de esta obra es ingente,  y destacar alguna como referencia por encima de otros siempre es arriesgado, además de que no es intención de este blog crear un ranking, sino simplemente reseñar a juicio de quien escribe con cuales disfruta más.


Si tuviera que citar una que me impresionó desde el principio, que me cautivó y me ha acompañado a lo largo de varios años  - a pesar de la mala calidad sonora de la grabación- es la del malogrado William Kapell, Dimitri Mitropoulos y la Filarmónica de Nueva York, grabado el 12 de abril de 1954, en directo. Se trata probablemente de uno de los matrimonios musicales mejor avenidos, donde solista y director comparten idea, sentimiento y espiritualidad para llevar la interpretación Brahmsiana a sus más altas cotas. No esperen la corpulencia marmórea o catedralicia, sino la belleza en estado puro.


La entrada de los timbales, la cuerda inaugurando el primer movimiento, ya denotan la energía del gran Mitropoulos, el arrebato, al tormenta, la tragedia. La cuerda de la Filarmónica de Nueva York en esos años no tenía nada que envidiar a Cleveland, Chicago, Filadelfia, Boston,...y el griego, es sin duda, uno de los más grandes directores de la centuria pasada. Kapell está brillante, le cuesta contener la energía y consigue crear esa intranquilidad romántica en el aspecto más ajustado del término. Los contrastes entre orquesta y piano, entre momentos cantábiles y tormentosos están francamente logrado.

El Adagio, es preciso escucharlo bien de rodillas,  bien tumbado boca arriba con los ojos cerrados y los brazos extendidos –como mi admirado Javier Perianes decía que había que escuchar el Debussy de Michelangeli -. Hagan la prueba. La preparación de la orquesta que abre el movimiento hasta la entrada del piano, como recoge éste la sonoridad, el tempo, la idea y la expone con una belleza hiriente, las notas son lagrimas puras que van cayendo, la religiosidad del tema, el fraseo, el respeto,  esa entrada de los violonchelos como soporte doliente,.. son 3 minutos y medio, nada más, y nada menos, de una belleza casi insoportable. Para terminar, escuchen los tres últimos minutos, si pueden. Kapell desgrana cada nota con una delicadeza inusitada, una sonoridad eterna, bellísima, unos trinos soberbios y un fraseo de antología, llevando a los límites el tempo.


El tercero, es puro fuego, seguramente para algunos un tanto precipitado, más allegro que non troppo. Pero la batuta le sigue, no le persigue, y por ello el público irrumpe en el último acorde aplaudiendo de manera inusitada.

SSi hay una grabación que se acerca a ese binomio perfecto de director y solista es la de Daniel Baremboim y Sergiu Celibidache, con la Filarmónica de Munich. Es cierto que el sonido del pianista a partir del forte suena un tanto metálico, pero la manera de articular los trinos, de frasear, la profundidad del mensaje que llega a ser apolíneo, es del todo encomiable. Grabado en 1991, en Munich, con una Orquesta que en manos del mencionado director era una de las mejores del mundo, digo en manos cuando debería decir ojos, gesto, mirada, ya que solo inclinarse en su banqueta hacia adelante, una mera incorporación, y la cuerda se compacta, se hace grande y la sombra de Brahms aparece en toda su extensión. Fíjense, en la grabación de video, la manera de mirarse entre el solista y director, la veneración y respeto que uno de los más grandes músicos que hay en la actualidad, como es Baremboim, espera, respeta, y muestra a Celibidache.


El hecho se ser en directo le da un plus de autenticidad, y si bien se pueden encontrar algunas imperfecciones, quedan del todo en ultimo plano ante semejante despliegue de medios y de musicalidad de dos genios que aquí se encuentran y lamentamos que no hayan hecho antes o más menudo -¿se imaginan un ciclo Beethoven?-.



La grabación anterior del mismo Baremboim con John BarbirolliNew Philharmonia Orchestra, son sin duda alguna a su vez destacables, pero no alzanzan el  nivel de la anterior.



Arrau en 1940 (photo)
De todas las versiones de Arrau, además de la clásica con HaitinkConcertgebouw,  y de las que se mencionan posteriormente, la de Munich del 64 con Kubelik y la Radio de Baviera es seguramente la más lograda, (Orfeo CD Orfeo d'Or C 500 991 B)Arrau en estado puro, con esa manera única de tocar, de posar su cuerpo en el piano, del perfecto uso del peso del brazo, logra ese sonido marmóreo, corpulento, pleno, compacto…. Es cierto que maneja un fraseo muy personal, que no siempre se adecua al gusto o a lo esperado, y que sobre todo en el segundo movimiento se manifiesta de manera más acusada, Ahí Kubelik le de la mano y llegan a un clímax interpretativo difícil igualar. El final, es demoledor, por humanidad musical y ritmo contagioso.

- Claudio Arrau, Carlo Maria Giulini and Philharmonia OrchestraEMI CDM 769177-2 
- Claudio Arrau, Schmidt-Isserstedt , EMI CD 562848 2
- Claudio Arrau Rojdestvensky G URSS RadioConcert 31/05/68 MoscouMelodiya LP C10 24009 003

Curiosamente, la versión de Leonskaja junto con Eliahu Inbal y la Philharmonia Orchestra, se acerca mucho al concepto del chileno en la majestuosidad, en la atención del detalle, el concepto global de la obra. Sin embargo, ni director ni orquesta están a las alturas de los acompañantes del chileno. Por cierto, no se pierdan la últimas grabaciones de la pianista que está viviendo una segunda juventud: su Schubert, de antología

Leon Fleisher, George Szell y Cleveland Orchestra . De referencia, de obligada escucha, creo que Fleischer nunca ha estado mejor. Tiene la virtud esta grabación de contar con una maquina perfecta, la Orquesta de Cleveland, con un empaste y brillantez únicos que el genio de Szell fabricó a conciencia y rigurosidad.


EmilGilels, Eugen Jochum  y  Berlin Philharmonic Orchestra
Estamos sin duda a la grabación más recomendada en muchas guías de audición, referencia de cualquier melómano, y no hay más motivos que un pianista en plenitud de sus facultades, una orquesta que respira Brahms por cualquiera de sus atriles, y un maestro, un kapellmaister de toda la vida que se acopla a la personalidad de Gilels de manera antológica. Es curioso el estilo contemplativo,  quasi religioso, de un pianista que suele ser – sobre todo en directo- puro fuego y volcánico en sus interpretaciones, y que en esta grabación alcanza esa madurez serena de aquel que encuentra en Brahms a su amor de toda la vida.




Solomon, Rafael Kubelik, Philharmonia Orchestra.
Clásica, perfecta, ajustada y elegante. Solomon ha sido uno de esos enormes músicos antes casi incluso que pianista  y que con Kubelik se entiende a las mil maravillas, creando una de las grabaciones de referencia para cualquier amante de este concierto. 


Como curiosidad, por no haber encontrado grabación oficial, destacaría la versión que se puede disfrutar en youtube de AshkenazyGiulini y la Filarmónica de Los Ángeles. Digo curiosidad, porque francamente nunca pensé, no imaginaba y mucho menos creía en que Ashkenazy fuera un bramhmsiano de primera fila. Giulini está en su línea, majestuoso, y la manera de llevar a la orquesta es sublime - una de las integrales de las sinfonías que nadie debe perderse es la suya -. La pulsación del pianista consigue un sonido intimista en el segundo movimiento, sentido, sensible que no sentimental, alejado de la brillantez usual de su Rachmaninov o Prokofiev. No se lo pierda, y además es gratuito.

Las siguientes grabaciones son todas del todo recomendables,  cada una de ellas  tienen sus virtudes,  y algunas de ellas son maravillosas, pero por diversos motivos creo que no se encuentran a la altura interpretativa de las anteriores. Sin embargo, aquí, lo importante más que una lista, un ranking, es el disfrute de una música colosal por delante de cualquier clasificación. 
   

  • GezaAnda, Rafael Kubelik, Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera  
  • Krystian Zimerman Simon Rattle, Berlin Philharmonic Orchestra      
  • Krystian Zimerman, Leonard Bernstein Vienna Philharmonic Orchestra    
  • Clifford Curzon, Eduard van Beinum  Royal Concertgebouw Orchestra, ·     
  • Clifford Curzon,  George Szell / London Symphony 
  • Clifford Curzon, Hans Knappertsbusch, London Symphony Orchestra  
  •  Maurizio Pollini, Christian Thielemann Staatskapelle-Dresden
  •  Maurizio Pollini Claudio Abbado Berliner Philharmoniker ·   
  • Wilhelm Backhaus, Pierre Monteux Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam., (Grabaciones en vivo, 1950 & 1962) ·     
  • Wilhelm Backhaus Karl Böhm, Vienna Philharmonic Orchestra
  • Hélène Grimaud, Kurt Sanderling, Staatskapelle Berlin ·      
  • Rudolf Serkin, George Szell and Cleveland Orchestra ·     
  • Nelson Freire Riccardo Chailly, Gewandhaus Orchestra · 
  • Nicholas Angelich, Paavo Jarvi Frankfurt Radio Symphony Orchestra · 
  • Leif Ove Andsnes, Simon Rattle, City of Birmingham Symphony Orchestra (1998) ·    
  • Radu Lupu, Edo de Waart, London Philharmonic Orchestra   ·
  • Vladimir Horowitz Bruno Walter, Concertgebouw Orchestra,   
  • Alfred Brendel , Claudio Abbado  Berliner Philharmoniker ·   
  • Ivan Moravec, Jiri Belohlavek Czech Philharmonic Orchestra,
  • Horacio Gutiérrez, André Previn, Royal Philharmonic Orchestra      
  • Alexis Weissenberg, Riccardo Muti, Philadelphia Orchestra
  • Artur Schnabel, George Szell, London Philharmonic

viernes, 18 de enero de 2013

Schumann y su cuarteto op. 47



Robert Schumann (1810-1856)

Cuarteto para piano, violín, viola y violonchelo, op. 46, en mi bemol mayor

El famoso Quinteto de Schumann, obra maestra de la música de cámara del siglo XIX, ha ensombrecido seguramente a este maravilloso cuarteto, con uno de los tiempos lentos mas sublimes que se hayan escrito y en su conjunto sin duda alguna una obra que merecería más atención en cuanto a programación en las salas de concierto se refiere. Claro que no es menos cierto de la dificultad de hacer ciclos de envergadura en este país de recesión cultural.

Compuesto en 1842, en el llamado año de la música de cámara de Schumann, parece ser que tras estudiar detenidamente los últimos cuartetos de Beethoven,  tras escribir años antes la no despreciable cifra de 138 lieder, así como los tres cuartetos de cuerda op. 41; de manera que nuestro artista se asomó al mundo de las grandes obras de cuerda y piano con el bagaje más que suficiente para dejarnos semejante joya.

Consta de cuatro movimientos, a cual más bello, que serían los siguientes:

1.    Sostenuto assai - Allegro ma non troppo
2.    Scherzo: Molto vivace - Trio I - Trio II
3.    Andante cantabile
4.    Finale: Vivace

Grabaciones
Jord Demus, Piano
Barylli Quartett
1956. Mozaartsaal Konzerthaus Viena
Wetmister / MAC Records. BMG

Existen varias grabaciones del Cuarteto op. 47, siendo difícil destacar unas por encimas de otras. Si hubiera que decantarse por alguna de ellas, la de Jörg Demus y el Barylli Quartett, sería una de las más redondas sobre todo por ese pianismo vienés, elegante, del pianista austriaco nacido en 1928, y compañero de fatigas de Brendel, Gulda, Badura-Skoda, Haebler entre otros. Alumno de Yves Nat -maravilloso disco en EMI reeditado hace ya años -  de Gieseking, y acompañante del inolvidable Fischer-Diskau, Demus se revela como un camerista de primer orden en esta joya dificil de encontrar ya en cualquier tienda de discos, "on-line" o física.

Glenn Gould Edition: Schumann & Brahms by Johannes Brahms, Robert Schumann, Juilliard String Quartet, Montreal String Quartet and Glenn Gould 

Probablemente es la grabación que más hondo llega en lo más profundo del corazón en la interpretación del Andante Cantabile, no solo por un Gould contenido y ajustado a un romanticimso elegante,  sino sobre todo por unos componente del Julliard en en estado de gracia. Solo hay que escuchar la entrada de ese violonchelo.....para llorar y no dejar de hacerlo durante los ocho minutos que dura este movimiento.
La fogosidad del vivae final..? de Antología.

Schumann: Piano Quartet in Ef Op 47; Beethoven: Quartet in Ef Op 16 by Emanuel Ax, Jaime Laredo, Yo-Yo Ma, Isaac Stern and Ludwig van Beethoven 
Músicos de lujo para una música de sentimientos. No se puede reprochar nada a esta interpretación, salvo que acaso peque de menos conjunción, de un aire solista y menos camerista,....pero sería injusto quedarse en esos detalles y no disfrutar de ella en su conjunto.

De las más modernas interpretaciones y muy destacables, por frescura, atrevimiento, y virtuosismo, destacaríamos dos principalmente  la del Manderling Quartett y Claire-Marie Le Guay -ojo con esta pianista que dará que hablar... -  y la de Melnikov con el Jerusalem Quartett. Alexander Melnikov destaca sobremanera en esta grabación de 2012, y corona una carrera que ha pasado un tanto desapercibida. Curioso cuando sus grabaciones de los Preludios y Fugas de Shostakovich, las sonatas de Beethoven con Faust, y los Estudios para piano de Rachmaninov, entre otros, muestran un músico de primera fila.

Schumann: Op. Nos. 44 & 47 by Robert Schumann, Emerson String Quartet and Menahem Pressler (1996)
Probablemente el pianista de cámara mas famoso, en activo a pesar de sus 89 años -hace no mucho pasó por Madrid en el Auditorio Nacional impresionando a propios y extraños por su fina y segura interpretación a pesar de su edad avanzada -.
Pressler es el líder  el que tira del carro, el que arrastra, en una grabación de referencia, clásica y de obligado "tenimiento".

Del resto de grabaciones posibles de encontrar, se citan las siguientes, todas ellas también muy recomendables.

·       Schumann: The Complete Piano Trios / Piano Quartet, Op. 47 / Piano Quintet, Op. 44 by Beaux Arts Trio, Samuel Rhodes, Dolf Bettelheim and Robert Schumann (1997)

·       Brahms: Piano Quartet No. 3 / Schumann: Piano Quartet by Pro Arte Piano Quartet, Johannes Brahms and Robert Schumann (2012)

·       Schumann: Piano Quartet, Op. 44 / Piano Quintet, Op. 47 by Emanuel Ax, Cleveland Quartet and Schumann (1990)

·       Schumann: Piano Trios, Op. 88, Op. 110; Piano Quartet, Op. 47 by Robert Schumann, Thomas Riebl, Richard Lester and Florestan Trio